Empinarse en la punta
de los pies y rebotar siete veces
Partimos de la posición
inicial. Mantenemos bien alineados el cuerpo y la cabeza.
(inhalamos) Nos elevamos poco a poco sobre la punta de los
pies empujando con la cima del cráneo hacia el cielo. El mentón queda recogido
hacia el cuello.
(exhalamos) Descendemos sin llegar a apoyar la planta en el
suelo. Ascendemos de nuevo hasta siete veces. Esto se cuenta como un ciclo.
Se puede empezar con la repetición de tres ciclos
y llegar a nueve.
Al concluir puede ser
conveniente estirar los gemelos. Para ello levantamos algo una de las piernas y
estiramos los dedos de los pies hacia nosotros tanto como podamos, lanzando el
talón hacia adelante. Después hacemos lo mismo con la otra pierna.
Este
ejercicio distribuye la energía por todo el cuerpo.
Se puede realizar con diferentes velocidades, si lo hacemos lentamente
incrementaremos la fuerza de las piernas y la circulación de retorno y por
tanto la limpieza de la sangre, además de favorecer el desarrollo del
equilibro. Realizado de forma rápida y suelta ayuda a distribuir el chi por
todo el cuerpo, en este caso la respiración será libre.
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